
Feliz día, soberana.
Hace semanas que no escribía ni ponía en papel tantos pensamientos y frases que vienen a mi mente. Cuéntame: ¿cómo estás? Quiero saber de ti: ¿de dónde me lees?, ¿llegaste por una receta y viste que también escribo sobre la vida?, ¿te interesó?
Hoy te comparto dos frases que he escrito de otras formas en otros posts y que ahora siento muy latentes.
Te invito a leer por unos minutos. Estoy muy agradecida de que estés aquí.
Estoy para ti
Hace unos meses sentí una activación en mi memoria. Fue extraño, porque comenzaron a llegar momentos que pensé haber olvidado: situaciones de hace mucho tiempo.
Recuerdo que algo que me caracterizaba en mis veintes era mi buena memoria. Trabajé en un lugar donde debía leer mucho sobre políticas internas, y allí mi memoria alcanzó su máxima expresión: recordaba cosas con exactitud, incluso los números de página.
Con el tiempo, empecé a olvidar detalles que antes jamás habría olvidado… o quizás mi mente simplemente empezó a seleccionar qué conservar. No lo sé. Así pasaron varios años, y me acostumbré a este cambio. Pero hace unos días, mi mente volvió a enfocarse en una frase que he repetido muchas veces: “Estoy para ti.”
Y entonces, recordé personas que en algún momento me dijeron lo mismo.
¿Cuánta verdad había en esas palabras?
Uno de mis mantras de vida es: “No te tomes nada personal.”
Si lo conoces, sabrás que es uno de los principios de la sabiduría tolteca, y lo he aplicado con convicción. Sin embargo, al revivir esas memorias, me pregunté:
“¿Lo he practicado tanto que dejé de ver las señales? ¿Lo llevé al extremo?”
Así que volví a escribir en mi agenda, sacando todo lo que venía: palabras, frases, lágrimas, rabia o emoción. Esa frase —“Estoy para ti”— la he dicho pocas veces, porque para mí es un compromiso. Tal vez para otros no lo sea, pero para mí sí.
Si ya me conoces, sabes que le pongo mucha atención a las palabras.
Otra capa
Este año algo cambió en mí. Es como otra capa.
El año pasado observaba más a mi alrededor y comencé a repetirme: “Amplía la mirada.”
Ahora, en cambio, observo más a las personas. Es como si mi mente hiciera una especie de prueba de fidelidad: busca rápido lo que han dicho antes y compara. Es una locura.
¿Te ha pasado algo así?
Entiendo que el cambio es continuo: en nosotras mismas, en los lugares y en las personas que nos rodean. Pero igual me sorprende cómo ese cambio puede ocurrir en cualquier minuto. De un momento a otro.
Por eso digo que la mente es una loquilla, porque lo he sentido así. Me doy cuenta, una y otra vez, de que realmente construimos nuestra realidad con lo que nos rodea: con las personas que elegimos en nuestro camino —ya sea pareja, familia, amigos—, los lugares que frecuentamos, lo que decimos… y lo que no.
Cada camino es único
¿Recuerdas el reel que te compartí en 2022 sobre este tema?
Si a tu mente vino el pensamiento: “¿Otra vez con esto?”, quiero contarte algo:
Las palabras y frases llegan en distintos momentos con diferentes significados.
Como personas en constante cambio y aprendizaje, es normal repetir algunas cosillas para profundizar en quienes somos, justo en este punto del tiempo.
¿Por qué vuelvo a decir “Cada camino es único”?
Como te he contado, una de mis labores diarias es realizar terapias integrales.
Hace casi 10 años que estoy en este camino, pero es la primera vez que estoy al 100% dedicada a ello. Antes tenía trabajos como dependiente y esto era más un hobby que acompañaba mi desarrollo personal.
Desde octubre de 2024, me dedico a apoyar a tiempo completo y a capacitarme para entregar más herramientas en cada sesión. Hoy es mi vocación.
Escucha amorosa
La escucha amorosa y activa se ha vuelto un hábito diario.
No sé si a ustedes les enseñaron que era necesario escuchar desde el amor, con atención total al otro. Yo lo aprendí… y lo practico con frecuencia.
Porque la mente quiere juzgar, opinar, o decir: “A mí me pasó esto…” la mente está hablando constantemente.
Un ejercicio que me ayuda en esos momentos, cuando alguien me habla y mi mente quiere empezar a criticar, es repetirme internamente: “Cada camino es único”, varias veces.
Así mi mente se centra nuevamente en la persona.
Caminos sagrados
Ya sabes que cada ser tiene un camino único por recorrer, con sus propios retos y tonalidades.
Nuestro camino es personal: no es de nuestra familia, de nuestros amigos ni de personas que desearíamos que actuaran diferente. Ellos también tienen su camino sagrado. No lo olvides.
Así que, cuando venga el juicio al ver algo que hace otro, repite:
“Cada camino es único. Gracias vida, por mostrarme dónde debo trabajar en mí.”
Gracias por estar aquí
Espero que esta reflexión apoye tu camino como lo ha hecho conmigo.
Que tengas un lindo día.
Soberana de tu vida si deseas contarme algo, estaré feliz de leerte en el formulario de contacto o en mi instagram. Te mando un abrazo gigante.
Karen